La tradición de repostería en Cataluña tiene un postre que destaca por encima de los demás: la crema catalana. Por eso, os explicamos todo sobre ella
Si existe un postre propio de la tradición repostera en Cataluña, esa es la crema catalana. Cremosa, deliciosa y ligera, este postre ha pasado de generación en generación sin sufrir apenas variaciones. De hecho, el público por lo general lo que busca es volver, precisamente, a esas recetas originales y con raíces. Mantener la pureza en su receta es una de las virtudes de este postre. Y queremos aprovechar este artículo para explicar todo lo que tenemos que saber al respecto.
Un poco de historia
Lo primero de todo es acercarnos a uno de los postres más emblemáticos que hay en Europa. Lo cierto es que la receta original de esta crema ya se encontraba en algunos tratados culinarios del siglo XV, lo que hace suponer que su origen era previo en el tiempo.
De hecho, son muchos los estudiosos que relacionan la crema con las natillas (que, al fin y al cabo, eran un postre castellano muy popularizado en la Edad Media) e, incluso, con antecedentes previos. Por lo tanto, podemos considerar que esta crema fue la respuesta de Cataluña y la huella que ha dejado en la gastronomía patria.
Como contábamos más arriba, es uno de los postres más antiguos que hay en el continente y, lo más sorprendente, es que la receta apenas ha sufrido cambios. Tan solo, en un momento de la Historia, se cambió el tipo de harina que se utilizaba. Pero, en la actualidad, al tener más sencillo el acceso a sus ingredientes, se han vuelto a utilizar todos los elementos originales.
Este postre se ha convertido en un plato mítico dentro de Cataluña. Muy tradicional y muy empleado en las tascas o en los bares más humildes, en las últimas décadas la alta gastronomía catalana también ha vuelto sus ojos hacia este postre, para consolidarlo como lo que es: una delicia.
Es un dulce hermanado también con algunos postres franceses, e incluso ha recibido imitaciones, así como variantes. Se puede emplear, también, como relleno de ensaimadas, por ejemplo, o incluso existen versiones de esta crema en la que se toma helada. Como podemos ver, no solo tiene un sabor inigualable, también tiene una excelsa riqueza culinaria.
La receta de la crema catalana
¿Qué hacemos si nos apetece prepararla? ¿Toda la repostería es igual de complicada? Pues vamos a dar las indicaciones de la receta tradicional. Para explicar la forma en la que la elaboramos, y que cualquiera se pueda imaginar lo bien que queda en nuestro restaurante.
Un litro de leche, preferiblemente entera.
8 yemas de huevo, aprovecha la clara para preparar otros postres. ● 110 g de azúcar para el postre, y habrá que apartar una buena cantidad de azúcar para caramelizar.
30 gramos de almidón.
1 palo de canela, para aromatizar.
1 rodaja de la corteza de limón y otra de naranja.
20 gramos de mantequilla.
Como vemos, no tiene ingredientes que llamen demasiado la atención. Y, en lo básico, se corresponde con cualquier otro postre catalán. Vamos ahora con la elaboración:
Ponemos a calentar la leche junto con la canela, el limón y la naranja. Cuando esté a punto de hervir, apagas el fuego, la tapamos y dejamos reposar 20 minutos. Seguidamente, la colamos y volvemos a calentarla un poco.
Mezclamos las yemas con los 110 gramos de azúcar y con el almidón y lo batimos bien con unas varillas para formar una pasta homogénea. 3. Añadimos la leche a la mezcla del azúcar y las yemas poco a poco. No dejamos de remover en todo este proceso, para que no queden grumos y quede cremosa la crema.
Devolvemos todo al cazo y calentamos a fuego medio. Procuramos que no rompa a hervir, porque entonces se estropeará. La idea aquí es seguir removiendo para crear una masa todavía más espumosa y delicada.
Cuando empiece a ganar consistencia, la apartamos del fuego y seguimos removiendo. Mantendrá el calor del fuego. Lo hacemos hasta que gane espesor y cuerpo.
Añadimos la mantequilla y seguimos mezclando. Si se mantiene a una temperatura alta, se derretirá. Lo ideal es haberla sacado antes de la nevera para que el cambio de temperatura no sea brusco.
La colocamos en los recipientes y la dejamos enfriar, tapándola con papel film.
Cuando se vaya a consumir, añadimos azúcar encima y caramelizamos con un soplete.
Como hemos visto, es una receta que nos obliga a realizar este postre con maña y habilidad. Sin lugar a dudas, vamos a tener que desarrollar un control muy profesional de las varillas. El secreto está, precisamente, en que toda la masa de la crema se vaya formando y cuajando poco a poco. Este es el punto que le da la cremosidad, así como los aromáticos con los que se ha bañado la leche en un principio. Estos son puntos que le dan ese toque tan genial a un postre tan interesante.
¿Por qué disfrutarla en un restaurante?
Como no podía ser de otra manera, también nosotros servimos esta deliciosa crema en nuestro local. Al fin y al cabo, es todo un emblema gastronómico de nuestra tierra, y hay que protegerlo. Aunque hayamos visto que tiene ingredientes comunes, su correcta preparación nos obliga a contar con un entorno profesional. Como todo en la cocina, necesitaremos siempre una alta dosis de habilidad.
Además, los materiales influyen mucho aquí. El soplete, por ejemplo, es algo que no está presente en todos los hogares. Y la caramelización del azúcar es un factor clave en esta receta, ya que es lo que le va a dar ese toque final tan interesante. Por otro lado, batir correctamente la crema es una cuestión también de habilidad. Por eso, si queremos disfrutar de una crema catalana de absoluta calidad, no hay duda, tenemos que ir a un restaurante de calidad.
Hemos visto que la tradición repostera en Cataluña tiene nombre propio. A través de una receta ligeramente parecida en los ingredientes, pero muy diferente en sabor a las natillas, hemos desarrollado algo propio de nuestra identidad. Y, ahora, invitamos a que todo el mundo venga a disfrutarla a Casa Angela.
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